martes, 4 de agosto de 2009

Marog (agosto 1994)

Hay infinidades de situaciones a las que no terminamos de acostumbrarnos.

Por una u otra razón, el nacimiento de una vida es nuestra alegría, mas el fin de ella es doloroso.

Paradójicamente, en ocasiones, por muy critica que sea la situación la espera de ver el inicio de una vida, representa Esperanza, mas su pérdida nos hunde en la derrota, que simboliza desolación.

Pero, sin embargo, que poco valor le damos a todos los seres vivos que se mueven a nuestro alrededor.

Que pocas oportunidades nos damos y brindamos en pro de la “vida”. ¡Caramba! Que mezquinos somos para regalar alientos, comprensión y apoyo a quienes en sin numero de veces coinciden con nosotros en el transcurso de nuestra vida.

Caminar, mirar y oír no es igual a detenerse, ver y escuchar: pues en franca comunicación la vida de todos nosotros, por cercana o distante que sea la relación, manifiesta de una fluida necesidad coherente a lo que sencillamente somos: “Vida”,

Luego más tarde o más pronto de lo que pensamos esa vida se nos va… y entonces solemos reevaluar y consideramos al final “que poco debemos aquilatar lo que nos duele en verdad”

¡Vivir, morir!
¿Quién da más?

marog.
agosto 1994

Marog (julio 1994)


Cuando se tiene 11 años, soñamos la vida, la olemos a chocolate, fresa o vainilla, caminamos entre suspiros blancos y rosados e imaginamos, siempre lo bueno y no lo malo.

Cuando se tienen 11 años “La primera comunión” son los 15 años anhelados, es ver en papá un héroe y mamá la respuesta del sí siempre esperado.
Es insistir en jugar con las muñecas a princesas, o modelo a mami o maestra tal vez. Lo importante de esta edad es disfrutarla despacito, atrapar ese calorcito de cariño que nos dan, cuidando ese cuerpecito que más tarde va a caminar en tacones de verdad.
Cuando se tienen 11 años francamente la piscina, la bicicleta y una amiguita es lo principal.

Por ello en franca comunicación Bagyi te bendigo, para que este, tus “cumple 11” todo sea éxito y felicidad.
Marog.
1994 Julio.

"UNA HISTORIA CONOCIDA" (II) 1994

…Grandes cantidades murieron de forma brutal; pero la “Comisión de los Derechos Caninos”, alzo su voz en el Congreso Nacional, y mediante el diputado “carae’perro”, solicitó se utilizaran métodos más humanos, grave comparación: porque una de las decisiones fue la creación de las “Casas para la recuperación de los canes callejeros”.

El Gobernador (repetimos estábamos en periodo eleccionario), temiendo por su popularidad comisionó al Ministro de Obras Públicas, para acelerar la construcción de esas perreras y al Ministro de Seguridad Pública, que dentro de sus atribuciones estaba el manejo de la policía, para retirar de la calles a estos estorbos.

Comenzaron las redadas (un alcalde dijo por televisión: son redadas selectivas???).

Se allanaron las cloacas y los puentes donde dormían, se les persiguió en lo basureros, se los cazó a las puertas de las cocinas de los hoteluchos donde se alimentaban; en fin, las llamadas “casas de recuperación” se llenaron hasta el tope y pronto rebasaron con creses su capacidad.

“Allí la vida de perro era un infierno para perros –entrevista con uno de los pocos que han podido fugarse, no colocamos su nombre para resguardar su seguridad-, si bien la calle era dura, se podía huir si un perro más grande te mostraba los dientes, si te quitaban tu árbol donde solías orinar, siempre quedaban más arboles para humedecer; allí no… una pelea era mortal, el alimentarse y evacuar se confundían en un solo momento; en la calle, a pesar de estar hambriento, podías correr tras una hembra; allí no…allí te echabas si acaso lograbas conseguir un poco de espacio… y (esto lo dijo llorando) aquel ladrido jubiloso, en luna llena, se volvía lastimero, detrás de una ventana enrejada”.

A “Don” estos días de encierro, se le convirtieron en una pesadilla, su corazón ya endurecido, se le hizo de piedra, su mirada serena se volvió de furia; de aquel cachorro juguetón y mimado, solo quedaba un lomo erizado de miedo y un hocico plagado de afilados dientes, prestos a morder.

El resultado de aquellas decisiones humanas, resolvió aparentemente el problema de los “perros de la calle”. Nuevamente el pasear por Sabana Grande fue divertido; el comerse un pollo en “Arturo´s” resulto placentero, sin la molestia de unos ojos tristes y una lengua colgante y babosa, velándonos; en fin “Por Estas Calles” se podía volver a transitar.

Pero de vez en cuando, en la prensa, se comenzaron a leer unas pequeñas noticias: “REVUELTA EN LA PERRERA MUNICIPAL”, “MUERTOS A DENTELLADAS QUINCE PERROS…”, “GUARDIAN MORDIDO GRAVEMENTE, CUANDO EVITABA FUGA DE CIEN PERROS POR EL TUNEL DE LA PLANICIE”…

Al principio la gente estuvo más pendiente de las noticias económicas, todos los días aumentaban unos cuantos dígitos, los productos (Y eso que el gobierno nos repetía “la economía no es cuestión de números, si no de personas”), más poco a poco se tornaban angustiosos los titulares sobre los retenes… perdón sobre las perreras.

Hasta que el máximo representante de las iglesias, en una visita muy publicitada, se le ocurrió dejarse lamer (con mucho miedo) las manos por uno de aquellos mestizos. Fue entonces cuando tomamos en cuenta el problema que las noticias nos presentaban.

…Y el “Comisionado para los Altos Estudios Sobre la Conducta Canina”, ente adscrito a la O.N.U., sentenció, lo que ya sabíamos:
“Se ha podido comprobar que en las casas de reeducación, llamadas comúnmente perreras, no existe ningún tipo de seguridad, en cuanto a los derechos mínimos de los canidos”, y esto lo firmó con la mano izquierda, ya que la derecha la tenía vendada, “a causa de una mordedura, recibida en el sagrado cumplimiento del deber”.

El Gobierno, el Congreso, los Alcaldes, en fin, todos los políticos se devanaron los sesos para buscar una solución a este eterno problema. Para ello se tomaron algunas medidas:

Al Ministerio de Obras, se le ordenó agrandar las perreras, incluyendo los túneles construidos por los “huidos” para que sirvieran de dormitorios.

A los Jueces, se les colocaron bozales para evitar que siguieran hablando en televisión y se les ató a sus correspondiente escritorios, de forma que aceleraran y resolvieran los miles de expedientes que por flojera habían acumulados.

A los maestros se les colocó una cama en cada salón de clases, por si acaso pedían reposo, pudiesen seguir educando a los futuros dueños y estos a su vez, educaran a sus futuras mascotas.
Se solicitó a las familias de clase humanista, que luego de un minucioso estudio sobre la peligrosidad de algunos canes y visto el fallo favorable, tomarán en adopción algunos de aquellos animales, los cuales después de una acuciosa reeducación se convertirían nuevamente en “
el mejor amigo del hombre”…

En cuanto a “Don”, su corazón, a pesar de lo sufrido, había guardado escondido un poco del afecto que recibiera cuando cachorro, nos toca ahora devolverle, con paciencia, su amor y respeto hacia el ser humano.

A veces cuando duerme, tiembla… y se queja de sus recuerdos… es cuando me acerco y acariciándole la oreja le digo …

“Muchacho…tranquilo, estas en casa…”

Nota: Las medidas tomadas por el anterior gobierno, para tratar de solucionar el problema de “los perros de la calle”, fueron dejadas sin efecto por el recién electo presidente, hasta tanto el soberano Congreso autorice el Mega-crédito necesario para realizar un nuevo estudio sobre las perreras municipales…

¡UFF!, ¡Carajo, pise la mierda…!


Dedicado a mis hijos,
a mi perro con cariño
y a Joan Manuel Derrat por sus canciones:
"Malasangre" y "Niño silvestre"

UNA HISTORIA CONOCIDA (I) junio 1994

“Don” era un cachorro mestizo, tenía algo de pastor alemán, abundante pelo, orejas que apuntaban al cielo y una nariz negra como el azabache; cuando lo regalaron no tendría más de un mes de nacido y la familia le tomo mucho cariño, el hijo mayor (que en ese entonces tendría 6 años), le puso ese nombre: “Don”, porque le pareció un don del cielo el hecho que al fin podía tener un perro.
No es que a la familia no le gustaran los animales, la realidad era que vivían en un pequeño apartamento… y un cachorro ensuciaba demasiado, pero las suplicas del niño y la falsa promesa de responsabilizarse del cuido del animalito, lograron el convencimiento.

“Don” fue criado sin mucha disciplina, de allí que era algo desobediente, pero aquellos defectos se hacían pequeños cuando meneando la cola, pasaba su rugosa lengua sobre la sucia carita de su dueño, o cuando cansado de un agitado día, se echaba y miraba a la familia con
aquellos ojos tiernos.

El tiempo paso y “Don” se convirtió en un hermoso perro, que gustaba de perseguir palomas en la plaza, se estremecía de placer cuando alguien le rascaba las orejas y de vez en cuando solían formar una trifulca con otros perros.

“Don” siempre fue muy independiente. No se le enseñó que el collar y las correas eran por su seguridad; ni él ni su dueño comprendían que no se debía dar rienda suelta a la vida, porque en una de esas locas carreras, podía cruzarse con un automóvil y lamentar después las consecuencias; no obstante, después de unos cuantos gritos volvía y se echaba al lado el joven dueño, tembloroso del castigo que pudiesen darle, cosa que nunca sucedía.

Pronto el dueño fue creciendo y sus obligaciones fueron sustituyendo las caricias y el juego con “el mejor amigo”; este bajaba solo al parque y se entretenía mas con otros perros, de ellos aprendió lo divertido de volcar los botes de basura, ladrarle a los vecinos que distraídamente paseaban por el parque, el pelearse de vez en cuando por una hembra, el deambular por las esquinas y las calles persiguiendo gatos…

Poco a poco la llamada del hogar se fue disolviendo ante tantas nuevas aventuras, hasta que un buen día, rompió todo lazo de amistad con la familia y se encontró formando parte de la calle… Allí comenzó una nueva experiencia: en vez de aquellas manos cariñosas que acariciaban su lomo y zarandeaban su cabeza, empezó a recibir palos para que no estorbara; en vez de aquel tibio y jugoso pedazo de carne con que alegremente cenaba en su hogar, ahora tenía que pelearse a dentelladas y con miedo por un poco de desperdicios; a cambio de las palabras dichas con ternura recibía gritos y pedradas…

Esto fue quitándole nobleza al corazón de “Don”, se convirtió en un tramposo: aprendió a bajar la cabeza y a mover la cola sin ganas para pedir un pedazo de pan, a mostrar enfurecido los dientes para evitar que alguien le hiciera daño, a pelarse con otros por un lugar donde dormir. Pero esto le parecía excitante, creía encontrar la libertad, su instinto de manada, de pertenencia al grupo, era más importante que la intimidad de su antiguo hogar.

Por ese entonces, las jaurías callejeras se habían convertido en una calamidad pública, no pasaba un día sin que una persona tropezara con porquerías en la calle o saliera mordida por uno de esos canes. Además de ensuciar las avenidas, las manadas eran tan grandes que existía la posibilidad de que una epidemia de “rabia” se desatara; la gente comenzó a desesperarse y los medios de comunicación, como siempre lo han hecho, crearon el pánico exagerando el problema y obligando al gobierno (estábamos en periodo de elecciones) a tomar represalias contra aquellos vándalos, que bajando ¿de los cerros?, lograban alterar nuestra ciega tranquilidad.

“Este Gobierno, preocupado como siempre lo ha estado de la salud de nuestro amado pueblo, y teniendo en cuenta que grupos vandálicos, se han dedicado a la tarea de ensuciar con cochinadas malolientes, los hermosos, aunque un poco descuidados, espacios de nuestra ciudad.
CONSIDERANDO: Que esto ha obligado a nuestros votantes a gastar ingentes su
mas de dinero para adquirir papel higiénico con que mantener limpios sus calzados.
COSIDERANDO: Que esto está obligando a nuestras empresas a realizar compras desorbitantes en el exterior, con su correspondiente gasto en divisas que tiene que desembolsar el estado.
CONSIDERANDO: Que nuestro Sistema de Salud está en permanente recuperación.
DECRETA
UNICO: Se estima necesario y conveniente, mediante medidas humanitarias y cristianas, el sacrificio, por medios químicos-terapéuticos, de aquellos delincuentes caninos, que se encuentren en grupos “más de dos” y sin bozal y cadenas, y sin un dueño que los represente.
Dado y firmado en nuestra amada patria
El gobernador y candidato a las próxima elecciones
Simón Oliveira.”

Este Decreto abrió una cacería feroz en contra de estas bandas caninas, se comenzó utilizando venenos para acabar con ellos, pero era tal la cantidad de perros que pronto se acabo lo que había de existencia, luego muchos “buenos ciudadanos cristianos”, incitados nuevamente por los medios, comenzaron a usar palos con púas, chinas cargadas con metras, los vehículos utilizaban sus llantas como armas, hasta se utilizó la brujería para acabar con todos…

domingo, 2 de agosto de 2009

Un Tornillo (Agosto 2009)

Es curioso lo que pasa cuando tenemos 13 años, casi nunca tomamos en serio las cosas (ni que hablar de las relaciones humanas) que por pequeñas o grandes se nos atraviesan en nuestro deambular, tomemos por ejemplo: un tornillo, a esa edad tropezamos con él en la acera y dándole con el pie, descuidadamente, se convierte casi siempre en la razón de que un caucho termine con su vida útil.

A los 17 y en plena efervescencia estudiantil, tomamos el extraviado tornillo y como un proyectil davidiano, usando la mano como honda, lo lanzamos sobre la humanidad de algún policía que reprime nuestras protestas de no sé qué.

A los 23, caminando acompañado de la decimoquinta “más hermosa princesa que jamás hayamos conocido”, recogemos e
l tornillo y cual hacha hiriente perforamos la suave textura de un anciano árbol, claro tapando con disimulo las anteriores escrituras, colocamos ambos nuestras iniciales, borladas de un plagiado y estúpido corazón.

Cuando llegamos a los 35 años el mismo tornillo lo tomamos pensando que puede servirnos para colocar ¿una repisa por ejemplo?, y lo llevamos a la casa cobijado por nuestro pantalón, sin tener en cuenta que como cuchilla nos podría taladrar un hueco en los bolsillos, ¡Ah! y sin pensar el tremendo zaperoco que formará nuestra mujer, cuando le toque lavar la mancha sobre nuestra acuchillada ropa.

A los 40, cuando nos toque que colocar esa repisa, recordamos que tenemos el tornillo que hace un tiempo rescatamos de la desidia humana y es el que justamente puede matrimoniarse con la mecha de nuestro taladro ¿y qué pasa?, no nos acordamos donde carajo guardamos dicho tornillo.

Y, a los 70, hurgando las cosas (que se parecen a uno mismo) oxidadas por el tiempo, conseguimos el tornillo,
…le damos vueltas y vueltas, luego rascándonos la cabeza, ni siquiera nos acordamos “para qué coño sirve esta vaina”
simón oliveira
agosto 2009

Marog (junio 1994)


Muchas veces me pasa, que cuando me comunico verbalmente, no me hago entender, por ello recurro a la escritura, quizás porque al dibujar lo que siento, con letras, me arriesgo a ser comprendida.

…”no sé, si es mejor amor, sin presencia o presencia sin amor”… fraseo de una hermosa canción del compositor venezolano Simón Díaz; ¡cuanta verdad en ella!
Y es el caso que me mueve, ya que francamente en ocasiones siento, no sé, “si es mejor hablar menos y callar mas” o “hablar más y callar menos”.
Pues como adentro de un túnel sin salida o en un laberinto, es como me siento, cuando mi comunicación no llega.
Sobre todo cuando la dirijo a mis seres significativos, compañeros de trabajo, vecinos, etc. Y me pregunto: ¿Para qué sirven los roles de padres, pareja, amigo, colega, etc. Si la comunicación falla?
Me imagino a veces, que un grito muy fuerte, sería la solución, o tal vez, un enmudecer prolongado; con seguridad estas dos posiciones no son la más asertiva, (revisaré las barreras que obstaculizan la fluidez de mi conversación).
Más por ahora sigo contando en mis adentros… “no sé, si es mejor, amor sin presencia o presencia sin amor…”

Marog.
Junio 1994

Cuando un niño muere en San José (1994) Isturdes

Atrapado en la calle, entre el fuego de bandas rivales, o de malandros que juegan a la muerte, un niño de ocho años se acurruca contra el suelo, tratando de eludir el tiroteo, así se lo enseñaron. Mas las balas no respetaron su edad, ni su posición, y segaron su vida. Tomamos esta poesía de la publicación bimestral “Centro de Comunicación Humanista San José, A.C.” y su autor es el amigo Aníbal Rodríguez Isturdes, Director Vecinal “Lope Mendoza” YMCA-San José, el cual la dedicó a este niñito muerto injustamente.

Cuando un niño
muere en San José
nadie lo quiere…
a nadie le importa…
Este tucusito
de barrio pobre
con su guante roto…
Cuando a un niño
lo matan en San José
nadie lo quiere
su alma de perolito
con su pan y bendición
su perinola rota
nadie lo llora…
Cuando un niño
muere en San José
nadie lo bendice…
En una hebrita de sol
se entristece el barrio
se entristece la calle
llora su madre
con candiles en sus ojos
y papagayos al cielo
sus antenitas
de hormigas
a nadie le importa…
Cuando a un niño
lo matan en San José
a nadie le importa
su franela roja
que sirve de coleto
a la calle sucia…
Cuando un niño
muere en San José
nadie lo llora
volver a cantar
al otro año
su cumpleaños feliz
niño del alma…
Mi niño del alma…


Esta poesía fue escrita en el año 1994, hace ya quince años, lo que demuestra que la delincuencia no es un problema de ahora, ni de un gobierno en particular.
La delincuencia es el producto de una sociedad ( y eso me incluye… y a mis padres, mis amigo, mis maestros, mis gobernantes, etc.) donde los valores morales y espirituales se han perdido a causa del efímero afán de ganar dinero, hemos sido criados y educados con ese solo motivo ( aunque muchos lo nieguen, dándonos golpes de pecho) y mucho tiene que ver los medios de comunicación, sobre todo la televisión que nos bombardea permanentemente con una publicidad, donde si no puedes consumir lo que anuncian “Tú no estás en nada” .

…Y un ejemplo es el niño que marcha al colegio con un humilde morral, y tal vez con unos zapatos viejos y al llegar a la esquina mira a otro niño de su misma edad, tal vez analfabeta, pero vestido a la última moda, con zapatos costosos, y poseedor de una “tronco e’ moto”, que en vez de ir al colegio, vende “coca”
… Y entonces se pregunta
¿Qué coño hago con estos libros?...