sábado, 25 de junio de 2011

Cosas de hospital (Hay dias 4ta parte)

Cosas de Hospital

Hay días (4ta parte)

Son las seis de la mañana y el frio intenso se cuela por dentro de las cobijas, soy el primero y a punto de entrar al quirófano.

El médico me saluda y a modo de consolación, me dice: ¡esta es la vencida!

Ojala sea así, es la cuarte vez que ingreso para realizarme una biopsia, que según todos, me dicen que es rápida, casi ambulatoria.

Empiezan a subir las camillas, al cabo de un largo rato, escucho al médico que le grita a otro:

¡Epa, primero iba yo!

Luego se me acerca:

“¡Coño simón!, me descuidé y pasaron unas mamas (Cirugia mamaria), ni modo hay que esperar un poco…”

Esto ha sido una odisea, todo comenzó hace como tres meses, cuando uno de los médicos que lleva mi caso, desde hace siete años, observó que en la RSM (Resonancia Magnética) aparecía algo que no le gustó, enviándome al “Oncológico Padre Machado”, para que se me realizaran algunos exámenes y una biopsia.

Luego de esperar varias semanas; un jueves recibo la llamada de la doctora cirujano, para ingresar el domingo en la tarde e incluirme en la lista de operaciones de día lunes.

A las tres y media del domingo, me presente cargando con mis macundales, luego de esperar un rato, me indicaron la habitación que me correspondería, vaya sorpresa, me tocó uno de los tres cuartos privados, era la tercera vez, en siete años y cinco operaciones, que me tocaba; dicha habitación era una de las reminiscencias de cuando era un clínica de la “Sociedad Anticancerosa”, que por cierto en la primera intervención me pasaron una factura por treinta y cinco millones de Bs. (de los viejos) y fue gracias al estado (Alcaldía de Caracas y la Fundación Pueblo Soberano), que pude pagar la deuda.

A las cuatro de la mañana del lunes, me levanta la enfermera para tomar la “vía” endovenosa, bañarme, nebulizarme, rasurarme, y facilitarme como única vestimenta, la batica de papel azul, la cual es la peor tortura, ya que además de ser “mini”, tiene la apertura por detrás y hace muy difícil moverte so pena de mostrar tus posaderas al mundo.

Allí pasé desde las cuatro de la mañana hasta las tres y media de la tarde: en ayunas, prisionero de la batica azul y atado a una bolsa de suero, que me impedía moverme.

Luego vendría la Doctora cirujano para explicarme que mi operación estaba aplazada, “porque hubo muchas emergencias…hasta la próxima semana.

Luego de vestirme y esperando el ascensor, tropecé con otro paciente que también fue referido para la próxima semana, conversamos algo mientras bajábamos y nos despedimos hasta el próximo domingo.

Casi todos esperamos las vacaciones de la Semana Santa, la mayoría para huir de las kilométricas colas de nuestra ciudad… e ingresar a las interminables colas de las carreteras, bien sea para recibir los despojos del agua que antes era limpia y en esos días se vuelven las cloacas de todos o irnos al campo para, si no tenemos suerte (o previsión), pernotar en el carro, orinar en el monte y pasar el resto de los días buscando donde comer “más o menos” bien.

Los menos, nos conformamos en disfrutar de una ciudad más tranquila donde podemos, sin empujar o ser empujados, visitar los parques y plazas, e incluso con cierto orden visitar los siete templos.

¡Ah! Y con un poco más de tranquilidad, ya que los ladrones (en su mayoría), también se fueron para los sitios con mayor afluencia de ingenuos.

En mi caso, tuve que decirle adiós a las vacaciones, ya que la nueva cita coincidía con el principio de la Semana Mayor.

Bueno pensé, aprovecharé ese tiempo para recuperarme de la operación, y si me es posible pintar algo. Pero sobre todo no tendré que faltar a las clases.