martes, 4 de agosto de 2009

UNA HISTORIA CONOCIDA (I) junio 1994

“Don” era un cachorro mestizo, tenía algo de pastor alemán, abundante pelo, orejas que apuntaban al cielo y una nariz negra como el azabache; cuando lo regalaron no tendría más de un mes de nacido y la familia le tomo mucho cariño, el hijo mayor (que en ese entonces tendría 6 años), le puso ese nombre: “Don”, porque le pareció un don del cielo el hecho que al fin podía tener un perro.
No es que a la familia no le gustaran los animales, la realidad era que vivían en un pequeño apartamento… y un cachorro ensuciaba demasiado, pero las suplicas del niño y la falsa promesa de responsabilizarse del cuido del animalito, lograron el convencimiento.

“Don” fue criado sin mucha disciplina, de allí que era algo desobediente, pero aquellos defectos se hacían pequeños cuando meneando la cola, pasaba su rugosa lengua sobre la sucia carita de su dueño, o cuando cansado de un agitado día, se echaba y miraba a la familia con
aquellos ojos tiernos.

El tiempo paso y “Don” se convirtió en un hermoso perro, que gustaba de perseguir palomas en la plaza, se estremecía de placer cuando alguien le rascaba las orejas y de vez en cuando solían formar una trifulca con otros perros.

“Don” siempre fue muy independiente. No se le enseñó que el collar y las correas eran por su seguridad; ni él ni su dueño comprendían que no se debía dar rienda suelta a la vida, porque en una de esas locas carreras, podía cruzarse con un automóvil y lamentar después las consecuencias; no obstante, después de unos cuantos gritos volvía y se echaba al lado el joven dueño, tembloroso del castigo que pudiesen darle, cosa que nunca sucedía.

Pronto el dueño fue creciendo y sus obligaciones fueron sustituyendo las caricias y el juego con “el mejor amigo”; este bajaba solo al parque y se entretenía mas con otros perros, de ellos aprendió lo divertido de volcar los botes de basura, ladrarle a los vecinos que distraídamente paseaban por el parque, el pelearse de vez en cuando por una hembra, el deambular por las esquinas y las calles persiguiendo gatos…

Poco a poco la llamada del hogar se fue disolviendo ante tantas nuevas aventuras, hasta que un buen día, rompió todo lazo de amistad con la familia y se encontró formando parte de la calle… Allí comenzó una nueva experiencia: en vez de aquellas manos cariñosas que acariciaban su lomo y zarandeaban su cabeza, empezó a recibir palos para que no estorbara; en vez de aquel tibio y jugoso pedazo de carne con que alegremente cenaba en su hogar, ahora tenía que pelearse a dentelladas y con miedo por un poco de desperdicios; a cambio de las palabras dichas con ternura recibía gritos y pedradas…

Esto fue quitándole nobleza al corazón de “Don”, se convirtió en un tramposo: aprendió a bajar la cabeza y a mover la cola sin ganas para pedir un pedazo de pan, a mostrar enfurecido los dientes para evitar que alguien le hiciera daño, a pelarse con otros por un lugar donde dormir. Pero esto le parecía excitante, creía encontrar la libertad, su instinto de manada, de pertenencia al grupo, era más importante que la intimidad de su antiguo hogar.

Por ese entonces, las jaurías callejeras se habían convertido en una calamidad pública, no pasaba un día sin que una persona tropezara con porquerías en la calle o saliera mordida por uno de esos canes. Además de ensuciar las avenidas, las manadas eran tan grandes que existía la posibilidad de que una epidemia de “rabia” se desatara; la gente comenzó a desesperarse y los medios de comunicación, como siempre lo han hecho, crearon el pánico exagerando el problema y obligando al gobierno (estábamos en periodo de elecciones) a tomar represalias contra aquellos vándalos, que bajando ¿de los cerros?, lograban alterar nuestra ciega tranquilidad.

“Este Gobierno, preocupado como siempre lo ha estado de la salud de nuestro amado pueblo, y teniendo en cuenta que grupos vandálicos, se han dedicado a la tarea de ensuciar con cochinadas malolientes, los hermosos, aunque un poco descuidados, espacios de nuestra ciudad.
CONSIDERANDO: Que esto ha obligado a nuestros votantes a gastar ingentes su
mas de dinero para adquirir papel higiénico con que mantener limpios sus calzados.
COSIDERANDO: Que esto está obligando a nuestras empresas a realizar compras desorbitantes en el exterior, con su correspondiente gasto en divisas que tiene que desembolsar el estado.
CONSIDERANDO: Que nuestro Sistema de Salud está en permanente recuperación.
DECRETA
UNICO: Se estima necesario y conveniente, mediante medidas humanitarias y cristianas, el sacrificio, por medios químicos-terapéuticos, de aquellos delincuentes caninos, que se encuentren en grupos “más de dos” y sin bozal y cadenas, y sin un dueño que los represente.
Dado y firmado en nuestra amada patria
El gobernador y candidato a las próxima elecciones
Simón Oliveira.”

Este Decreto abrió una cacería feroz en contra de estas bandas caninas, se comenzó utilizando venenos para acabar con ellos, pero era tal la cantidad de perros que pronto se acabo lo que había de existencia, luego muchos “buenos ciudadanos cristianos”, incitados nuevamente por los medios, comenzaron a usar palos con púas, chinas cargadas con metras, los vehículos utilizaban sus llantas como armas, hasta se utilizó la brujería para acabar con todos…

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