domingo, 11 de marzo de 2012

Para mi hijo...y gran amigo.

Te amamos siempre

Hace frio y el silencio me envuelve,
la alegría se fue de vacaciones
dejándome solitario con la tristeza.

Quiero escribirte unas palabras
para que vuelen contigo
en este largo viaje que comienza,
para reunirnos de nuevo.

¿Pero de qué hablarte que tú no lo hayas soñado?
¿Qué ilusiones cantarle al que me sirvió de coro?

Mejor es callarme y  recordar siempre
lo bueno que sentimos al estar juntos.

…Como apenas ayer,
cuando nos reunimos a escuchar tus cuentos,
que inventados o no, me hacían compartir tu risa.

Hoy me ahogo en la añoranza
al saber que las noches se me harán morosas
esperando tu acostumbrada llamada
pidiéndome las bendiciones.

O esos abrazos fuertes
que acompañados de sonoros besos
me regalabas
cuando tropezábamos en las calles
de la ahora sospechosa ciudad.

Como me pesa tu ausencia,
Como se me atormenta el alma.

Como mi sangre tibia
quisiera meterse en tus vacías arterias
y así como en tus cuentos
reclamarle a la muerte:
“Señora se equivoco de puerta,
aún ese corazón tiembla de ternura
por el hijo que ya viene”.

Y ver cómo te levantas de la sucia camilla,
y cojeando un poco de la pierna herida,
me abrazas nuevamente,
y te beso nuevamente,
y nuevamente me dices
para sonreír remachados…

“Estoy bien papá… y me voy contigo”.

Hijo… siempre estarás junto a nuestros corazones

Simón Oliveira