jueves, 5 de noviembre de 2009

HOTEL AMISTAD (Raúl Rivero)


HOTEL AMISTAD

No sabe que estoy viendo como tiemblan sus manos
cuando le digo en alta voz
que afuera llueve
que esta noche quisiera tragarme su respiración.

No imagina siquiera
que aquí
frente a sus ojos
estoy llenando de ella este papel.

No puede
no quiere pensar
que la última noche
me la estoy llevando en un poema
que ahora cuando este cuarto deprimente
de la calle Industria
comience a ser olvido
ruido de besos
nada
se hundirá para siempre nuestro pequeño reino
empezaremos a divulgar nuestros secretos
porque ya se cumplieron las tres horas.

Se rompió el hechizo.

El posadero llama ruidosamente a nuestra puerta.

Raúl Rivero
cubano

martes, 3 de noviembre de 2009

PERDIDA DEL POEMA... (Luis Rogelio) cubano



Dibujo de Susana Neuhaus

Perdida del Poema de Amor llamado “Niebla”

Ayer he escrito un poema magnífico
lástima
lo he perdido no sé donde
Ahora no puedo recordarlo
pero era estupendo
decía más o menos
que estaba enamorado
claro lo decía de otra forma
ya les digo era excelente
pero ella amaba a otro
y entonces venia una parte
realmente bella donde hablaba de
los arboles el viento y luego
más adelante explicaba algo acerca de la muerte
naturalmente no decía muerte decía
“oscura garra” o algo así
y luego venían unos versos extraordinarios
y hacia el final
contaba cómo me había ido caminando
por una calle desierta
convencido de que la vida comienza de nuevo
en cualquier esquina
por supuesto no decía esa cursilería
era bueno el poema
lástima de pérdida
lástima de memoria

Luis Rogelio
cubano

LA DOBLE IMAGEN (Rafael Alcides) cubano


LA DOBLE IMAGEN
A Roberto Fernández Retamar

Ella esta apenada, pero ansiosa,
desnuda entre las sabanas.
Es la primera vez y tiembla.
Él es alto, joven
y le indica que abra las piernas.
(¡Se ve que tiene experiencia!)
Ella le obedece presta,
arrebatada, y por momentos brama.

Él trabaja, se aferra;
ambos sudan, se extenúan
(¡saben lo que están haciendo!)
Y por momentos breves suspiros,
pequeñas glorias
que vuelan, que escapan,
y algunas lágrimas.

Es doloroso, pero él sigue,
ágil, experto, con todo lo que sabe.
Ella cierra los ojos
y todo su cuerpo es una pera,
una gran pera tendida en la cama.
Y él, diestro, infatigable,
¡con que amor entre sus piernas¡

Pasan diez, veinte, treinta,
cuarenta y cinco minutos (¡Un tiempo horrible!)
Por fin se enciende el bombillito
allá afuera.
(¡Han pasado diez mil años!)
-¡Varón!- anuncia la enfermera.

Entonces el padre enciendo otro cigarro,
en tanto, allá dentro
él le oprime el brazo,
ella cierra las piernas
y resplandece entre las sábanas.

Rafael Alcides.
cubano