domingo, 2 de agosto de 2009

Cuando un niño muere en San José (1994) Isturdes

Atrapado en la calle, entre el fuego de bandas rivales, o de malandros que juegan a la muerte, un niño de ocho años se acurruca contra el suelo, tratando de eludir el tiroteo, así se lo enseñaron. Mas las balas no respetaron su edad, ni su posición, y segaron su vida. Tomamos esta poesía de la publicación bimestral “Centro de Comunicación Humanista San José, A.C.” y su autor es el amigo Aníbal Rodríguez Isturdes, Director Vecinal “Lope Mendoza” YMCA-San José, el cual la dedicó a este niñito muerto injustamente.

Cuando un niño
muere en San José
nadie lo quiere…
a nadie le importa…
Este tucusito
de barrio pobre
con su guante roto…
Cuando a un niño
lo matan en San José
nadie lo quiere
su alma de perolito
con su pan y bendición
su perinola rota
nadie lo llora…
Cuando un niño
muere en San José
nadie lo bendice…
En una hebrita de sol
se entristece el barrio
se entristece la calle
llora su madre
con candiles en sus ojos
y papagayos al cielo
sus antenitas
de hormigas
a nadie le importa…
Cuando a un niño
lo matan en San José
a nadie le importa
su franela roja
que sirve de coleto
a la calle sucia…
Cuando un niño
muere en San José
nadie lo llora
volver a cantar
al otro año
su cumpleaños feliz
niño del alma…
Mi niño del alma…


Esta poesía fue escrita en el año 1994, hace ya quince años, lo que demuestra que la delincuencia no es un problema de ahora, ni de un gobierno en particular.
La delincuencia es el producto de una sociedad ( y eso me incluye… y a mis padres, mis amigo, mis maestros, mis gobernantes, etc.) donde los valores morales y espirituales se han perdido a causa del efímero afán de ganar dinero, hemos sido criados y educados con ese solo motivo ( aunque muchos lo nieguen, dándonos golpes de pecho) y mucho tiene que ver los medios de comunicación, sobre todo la televisión que nos bombardea permanentemente con una publicidad, donde si no puedes consumir lo que anuncian “Tú no estás en nada” .

…Y un ejemplo es el niño que marcha al colegio con un humilde morral, y tal vez con unos zapatos viejos y al llegar a la esquina mira a otro niño de su misma edad, tal vez analfabeta, pero vestido a la última moda, con zapatos costosos, y poseedor de una “tronco e’ moto”, que en vez de ir al colegio, vende “coca”
… Y entonces se pregunta
¿Qué coño hago con estos libros?...

No hay comentarios:

Publicar un comentario