miércoles, 6 de julio de 2011

Francisco Antonio "Coto" Paúl (Acta de la Independencia)

Francisco "Coto" Paúl

Doscientos años… ¡una Guará! , casi nada, que de vuelta hemos dado hasta llegar aquí.

Estamos celebrando nuestra decisión que, aunque fueron otros los que se inmolaron por ella, repito, la sentimos nuestra ya que aun mantenemos la firme convicción de “ser Libres para siempre”.

Quiero, para celebrar el hecho de ser libre, recordar uno de los discursos más impresionante que he leído, para mí es un poema, y con respeto al autor, lo colocaré como tal.

¡Ahh!  Y también esta de cumple años.



¡La Anarquía!
¡Esa es la Libertad, cuando para huir de la tiranía
desata el cinto y desnuda la cabellera ondosa!

¡La anarquía!
Cuando los dioses de los débiles
-la desconfianza y el pavor-
la maldicen,
yo caigo de rodillas a su presencia.

¡Señores!
¡Que la anarquía, con la antorcha de las furias en la mano
nos guie al Congreso,
para que su humo embriague a los facciosos del orden,
y la sigan por las calles y plazas gritando libertad!

Para reanimar el mar muerto del Congreso estamos aquí,
en la alta montaña de la santa demagogia.

Cuando ésta haya destruido lo presente,
y espectros sangrientos hayan venido por nosotros,
sobre el campo que haya labrado la guerra
se alzará la libertad…”


La casa de este anarquista aún sobrevive(doscientos años después), situada entre las esquinas de Candilito a Gobernador. Desafortunadamente, dicha vivienda, cuyo frente está pintada de colores chillones, fue adquirida por miembros de la iglesia de los Testigos de Jehová.



Hablamos de uno de los integrantes de la Sociedad Patriótica de 1810: Francisco Antonio de Paul, quien debido a la enfermedad de bocio. Era llamado “Coto” Paul.

Este venezolano, nació en Caracas, en 1773, estudió Derecho, y fue miembro de la Sociedad Patriótica, firmante del acta de independencia y combatiente de la guerra de emancipación.

Exilado en Curazao y muere por paludismo en Barranquilla, Colombia.



Para ver la obra más grande:



domingo, 3 de julio de 2011

Cosas de hospital (Hay dias 6ta parte)


Hay días (6ta.parte)

Aunque no me operaron, pasé esa semana enclaustrado en mi casa; aprovechando la tranquilidad, pude terminar el cuadro que enviaría al homenaje a Reverón (una especie de autorretrato), y empezar el que llevaría al Juan Lovera.

Toda la semana estuvimos en contacto con Rosendo y la pregunta en común era:

 “¿te han llamado del hospital?”

Y la respuesta correcta es…. ¡No!

 Bueno, me dije, el lunes iré al hospital y hablaré con el médico tratante; mi preocupación era, que si lo que se había detectado en la RM era malo, ya lo tenía cuando mínimo desde hace tres meses… y eso iba creciendo.

Llegó el viernes sin llamada, ese día llegaron algunos amigos a visitarme y entre canciones, poesías y pinturas, la pasamos de lo mejor, de hecho los acompañé en tomarme unos tragos (tal vez un poco más); como a las dos de la madrugada, decidieron marcharse, no sin antes quedar en reunirnos ese mismo día (sábado) para continuar la fiesta.

Serían como las siete de la mañana, cuando sonó el teléfono, con algo de resaca lo tomé…y ¡sorpresa! Era la doctora, comunicándome que debía ir el domingo al hospital.

Dormité casi hasta el medio día del sábado, llamé a los “panas” para aplazar la reunión y nuevamente arregle la maletica de viaje.

Llegó el domingo, con suerte, nuevamente compartí la habitación con Rosendo, ambos nos contentamos y comenzamos a compartir anécdotas y rizas.

El lunes después de la preparación, subieron a Rosendo, serían las 8 de la mañana, y me alegre, porque esta si sería la vencida.

A las tres y media lo bajaron y con él venía la doctora cirujano… para indicarme que mi operación se aplazaba hasta mañana; ya no sabía qué hacer, incluso algunos me previnieron que debido a tantos problemas era aconsejable  aplazarla definitivamente, a lo mejor (ninguno me lo dijo, pero lo pensaban) podía quedarme tieso en la camilla...

A esa hora, cuatro de la tarde y en ayunas, ya habían pasado el desayuno, el almuerzo y casi la cena; el estómago resonaba de hambre, pero la aguafiestas de la doctora me autorizo “solo algo ligero, como una sopita”…pensé en Mafalda y su eterna lucha contra las sopas.
Me trajeron un vaso mediano con lo que parecía era sopa o en su defecto agua salada, pero eso sí bien caliente.

Esperando que se me enfriara aquel menjunje, me puse a detallar a la doctora cirujano, era hermosa,  trigueña, alta y bien contorneada, su pelo largo y negrísimo (¿pintado?) y lo más llamativo: sus ojos y sus labios; mientras me embelesaba con sus atributos, traté de tomarme la sopa…acostado (todavía llevaba puesta la mini bata y la habitación estaba llena de visitas), con la torpeza que me caracteriza en esas circunstancias, me eché parte de la sopa caliente en el pecho.

 Mi mujer que no se pierde una, se me acercó “para limpiarme” (pensé yo), y luego de hacerlo me dijo, riéndose en mi cara: “Sigue de bocabierta”.

Tuve que esperar que se marcharan todos para poder asearme…
y así llego el lunes…

Soy el primero, apenas son la seis de la mañana y el frío se cuela por dentro de las cobijas…

Ese día ¡Por fin! Fui operado… como a las tres de la tarde…y fuí el último de ese día.

Posdata: al cabo de 20 días me tocó cita con el médico tratante, él mando a buscar el resultado de la biopsia, se la trajo la enfermera y la leyó varias veces, en eso volvió la enfermera con la noticia que había una paciente con mucho dolor, después de explicarle cual era el procedimiento a seguir, mandó a llamar a otros colegas, se aparecieron tres, se los llevó a donde estaba la lámpara de RX y allí colocó mi Resonancia Magnética y enseñándoles la biopsia, le hacía comentarios, en voz baja sobre dichos exámenes.

Pasaron como veinte minutos (los más largos de mi vida) desde que le trajeron la biopsia...
Terminó su reunión y escribiendo algo en la “historia médica”, guardó los exámenes y me extendió  el papel de la próxima cita.

Como no me paraba de la silla, me preguntó si tenía algo más que decirle… y asustado, le contesté:
Doctor estoy esperando el resultado de la biopsia…

Se llevó la mano a la cabeza y sacando nuevamente el papel me dijo, sin ninguna emoción:

"Sr. Oliveira…todo está bien, la biopsia salió negativa…"

...Ah!!!
 y saludo Rosendo por tu buena compañía.