martes, 26 de abril de 2011

Recordando a Aquiles Nazoa (Balada de Hans y Jenny)


“La mayoría de las personas que caminen detrás de mi serán niños,
por lo que mantendré los pasos cortos”

H.C.Andersen

 Este poema intenta recrear la historia de un amor entres dos de las más famosas estrellas de la literatura, el canto y el teatro: Hans Christian Andersen y Jenny Lind.

Él nace el 2 de abril de 1805, en Dinamarca, su padre zapatero y su madre lavandera, con serios problemas de alcoholismo, formaban una familia muy pobre, tanto que a veces el niño Hans tuvo que salir a mendigar.

Desde pequeño fue muy imaginativo, casi toda su formación literaria fue autodidacta, la vez que estuvo en la Universidad de Copenhague, según sus palabras fueron los años más oscuros y amargos de su vida.

Intentó ser cantante de ópera, bailarín, y al final fue un exitoso escritor de teatro, amén de excelente cuentista, sus obras era reconocidas por casi toda Europa, especialmente en cuanto a literatura infantil se refiere.

Ella, nace en Estocolmo en Octubre de 1820, también de madre soltera y humilde, sus padres eran músicos y desde muy joven Jenny empezó a cantar, hasta dominar su voz de soprano, lo que le abrió las puertas de toda Europa.

Gracias a la campaña publicitaria del Showman, Phineas Barnum, quien sin haberla oído cantar, se arriesga a contratarla la por la cifra de $200.000, para realizar una gira por los estados Unidos; allí, en el puerto de Nueva York, logran reunir a casi 40.000 personas para recibirla y esto era solo el principio de su gira.

Jenny recibe el apodo de “Ruiseñor de Suecia”, gracias al cuento escrito por Hans, la pasión por ella le inspiró “El Ruiseñor” y  cuya trama es la siguiente:

“Había un emperador de China, muy poderoso, que todo lo tenía, cuando se enteró que en su reino se adoraba el canto de cierto ruiseñor, ordenó traerlo al palacio para disfrutar de su melodía. El ruiseñor accedió y cuando cantó ante toda la corte, el Emperador se quedo tan impresionado que no dejó que el ruiseñor volviera a su bosque.

Sin embargo, pasado algún tiempo el emperador recibió de regalo un ave mecánica que imitaba el canto del verdadero ruiseñor y perdiendo el interés, lo dejo marchar. No obstante, el pájaro mecánico se rompió y el Emperador se sintió muy enfermo, por su perdida.

El Ruiseñor del bosque se enteró de su enfermedad, regresó al palacio y entonando su mejor canto, le devolvió la salud.”

 Para leer los cuentos de Andersen, hacer clic:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/euro/andersen/hca.htm



"Balada de Hans y Jenny"

 Amar a Jenny era como ir comiéndose
una manzana bajo la lluvia.

Era estar en el Campo
y descubrir que hoy amanecieron
maduras las cerezas.

Hans solía cantarle fantásticas
historias del tiempo en que los témpanos
eran los grandes osos del mar.

Y cuando
venia la primavera, él la cubría con
silvestres tusilagos de trenzas.
La mirada de Jenny poblaba
de dominicales colores el paisaje.

Bien pudo Jenny Lind
haber nacido en una caja de acuarelas.
Hans tenía una caja de música
en el corazón,
y una pipa de espuma de mar,
que Jenny le diera.

A veces los dos salían de viaje por
rumbos distintos. Pero seguían amándose
en el encuentro de las cosas menudas
de la tierra.

Por ejemplo,
Hans reconocía y amaba a Jenny
en la transparencia de las fuentes
y en la mirada de los niños
y en las hojas secas.

Jenny reconocía y amaba a Hans
en las barbas de los mendigos,
y en el perfume de pan tierno
y en las más humildes monedas.

Porque el amor de Hans y Jenny era
Intimo y dulce como el primer
día de invierno en la escuela.
Jenny cantaba las antiguas baladas
nórdicas con infinita tristeza.

Una vez la escucharon unos estudiantes
americanos, y por la noche todos
lloraron de ternura
sobre un mapa de Suecia.
Y es que cuando Jenny cantaba,
era el amor de Hans
lo que cantaba en ella.

Una vez hizo Hans un largo viaje
y a los cinco años estuvo de vuelta.

Y fue a ver a su Jenny
y la encontró sentada,
juntas las manos,
en la actitud tranquila
de una muchacha ciega.

Jenny estaba casada y tenía dos niños
sencillamente hermosos como ella.

Pero Hans siguió amándola
hasta la muerte, en su pipa de espuma
y en la llegada del otoño
y en el color de las frambuesas.

Y siguió Jenny amando a Hans
En los ojos de los mendigos
Y en las más humildes monedas.

Porque, verdaderamente,
nunca fue tan claro el amor como cuando
Hans Christian Andersen amó a Jenny Lind,
el Ruiseñor de Suecia.

Aquiles Nazoa

Para escuchar a Nazoa:
http://www.mediafire.com/?rvn3kr72pjuqn8k


4 comentarios:

  1. Una de mis poesias preferidas. Aquiles Nazoa tenía el don de plasmar la melancolia de la forma mas sutil en sus poemas.

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  2. Es sin duda alguna un ejemplo de la sutileza y el don de la palabra escrita, simplemente magistral, es muy bello cuando te identificas con un poema, siento que tengo una caja de música en mi corazón.

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  3. Yo me llamo Jennylind y es gra las a esa Balada y esa historia que le gustó mucho a mi padre y por eso me llamaron asi

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