Amor cuando yo muera.
Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda,
ni llores sacudiéndote como quien estornuda,
ni sufras “pataletas” que al vecindario alarmen,
ni para prevenirlas compres gotas del Carmen.
No te sientas a l lado de mi cajón mortuorio
usando a tus cuñadas como reclinatorio;
y cuando alguien, amada, se acerque a darte el pésame,
no te le abras de brazos en actitud del ¡bésame!
Hazte, amada, la sorda cuando algún guelefrito
dictamine, observándome, que he quedado igualito.
Y hazte la que no oye ni comprende ni mira
cuando alguno comente que parece mentira.
Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda:
Yo quiero ser un muerto como los de Neruda;
y por lo tanto, amada, no te enlutes ni llores:
¡Eso es para los muertos estilo Julio Flores!
No se te ocurra, amada, formar la gran “llorona”
cada vez que te anuncien que llegó una corona;
pero tampoco vayas a salir de indiscreta
a curiosear el nombre que tiene la tarjeta.
No grites, amada, que te lleve conmigo
y que sin mi te quedas como en “Tomo y obligo”,
ni vayas a ponerte, con voz desgarrada,
a divulgar detalles de mi vida privada.
Amor, cuando yo muera no hagas lo que hacen todas;
no copies sus estilos, no repitas sus modas:
Que aunque en nieblas de olvido quede mi nombre extinto,
¡sepa al menos el mundo que fui un muerto distinto!
Aquiles Nazoa.
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