Ilustración: F.Maduro
¡El aquí y el ahora!
¿Dónde queda?
Si en un constante correr se va pasando la vida,
aceleramos nuestro ser, alterando con crueldad
hasta el mismo ritmo al respirar.
Vivimos trabajando,
comprometiendo el día a día en faenas interminables
que no agobian, y al final…
el cuerpo, vehículo del que abusamos
y explotamos en la ardua labor,
se niega a conciliar el sueño reparador,
porque según que el stress lo ha sobreactividado.
¡El afán de la vida!
No es más que la tragedia griega: “Laborar por obtener”.
Y yo me pregunto
¿Qué es lo que deseamos?
¿Qué necesitamos?
No sea que transcurra el tiempo,
preocupados y abocados,
en la equivocada idea de atesorar
en función de un futuro
que destruyó un invalorable presente.
Marog
Abril 1995
¿Dónde queda?
Si en un constante correr se va pasando la vida,
aceleramos nuestro ser, alterando con crueldad
hasta el mismo ritmo al respirar.
Vivimos trabajando,
comprometiendo el día a día en faenas interminables
que no agobian, y al final…
el cuerpo, vehículo del que abusamos
y explotamos en la ardua labor,
se niega a conciliar el sueño reparador,
porque según que el stress lo ha sobreactividado.
¡El afán de la vida!
No es más que la tragedia griega: “Laborar por obtener”.
Y yo me pregunto
¿Qué es lo que deseamos?
¿Qué necesitamos?
No sea que transcurra el tiempo,
preocupados y abocados,
en la equivocada idea de atesorar
en función de un futuro
que destruyó un invalorable presente.
Marog
Abril 1995
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